Polar, el mejor abrigo

Es la tela que más conserva el calor y menos retiene la humedad. Es también la más liviana y la más barata. Con ella se puede fabricar cualquier tipo de prenda, desde medias hasta frazadas. Por si todo esto fuera poco, no se destiñe frente el sol y tampoco resulta vulnerable a los hongos. Esta fibra sintética se ha convertido en una suerte de panacea para los gélidos días de invierno que nos esperan.

Polar es el nombre de una tela sintética que es la mejor defensa para mitigar el frío. ¿Cómo lo consigue? Con sus fibras de forma ondulada que, al entrelazarse, encierran pequeñas porciones de aire impidiendo así que la temperatura se pierda.
El polar se produce con poliéster spun, el cual se caracteriza por su suavidad. Y eso explica por qué se puede fabricar todo tipo de prendas con esta tela: desde chalinas, guantes, gorros, medias, chalecos, casacas, pijamas y pantalones hasta colchas y frazadas de tres plazas.
En Lima, donde la humedad bordea el 98%, las prendas fabricadas con esta tela han resultado ser una bendición de Dios. Los expertos dicen que la tela tiene una propiedad hidrofóbica. Esto quiere decir que no absorbe tanta humedad como sí lo hacen otras telas. Mientras el polar absorbe apenas el 0.4% de la humedad del ambiente, el algodón concentra 8.5% y la lana hasta el 16%.
Dado que es 100% de poliéster el polar es liviano. No se arruga, ni se encoge. Sus colores no se destiñen con el lavado ni con la exposición al sol. Como es una fibra sintética no es blanco de los hongos y tampoco genera alergias.
Fibra contra el frío. Por estos días, las prendas de polar diseñadas para niños son las que más se venden en Gamarra, el emporio comercial de los confeccionistas de Lima.
Los fabricantes de polar destacan, además, una virtud adicional: ayuda a conservar el medio ambiente. Y es que en la fabricación de los hilos poliéster para la producción de esta tela se reciclan botellas de plástico. De ese modo, una botella que podría tardar 500 años en degradarse ahora es procesada poco después de su uso. Las primeras prendas fabricadas con polar llegaron de Estados Unidos en agosto de 1993. Allá eran utilizadas sobre todo para la confección de buzos y poleras deportivas.
El abrigo es vital en esta temporada –en la que los más pobres son los primeros en caer enfermos–. En medio de esta ola de frío la tela polar resulta una alternativa para quienes no cuentan con recursos económicos. Es tan barato, si se lo compara con el algodón o la lana, que una casaca de este material se puede conseguir por 16 soles en el emporio comercial de Gamarra.
"En temporada puedo vender hasta 200 buzos polares por día. Y si pudiera fabricar el doble, los vendería todos porque la gente se los lleva a provincia como pan caliente", afirma Vicente Quispe, confeccionista textil de la galería Aviación.
Fabricante. Raúl Díaz. El polar peruano es de mejor calidad que el que se importa de China
Para cubrir la demanda, las empresas de confecciones de Gamarra utilizan polar importado. Si bien el nacional es de superior calidad, el precio es decisivo en la elección final.
Pero más allá de este drama que es frecuente encontrar en la industria textil debido a la invasión de prendas chinas, la utilidad de la tela polar es inobjetable. En estos días gélidos y nublados, nada mejor que cubrirse con el manto de esta fibra esponjosa y suave capaz de generar un microclima sobre la piel.