Adolfo Domínguez en el Lif Week 2012

El hombre cuya marca tiene más de 600 tiendas alrededor del mundo dice que ve a la capital “infinitamente mejor”. Abrirá el Lima Fashion Week
Llega más de 40 minutos tarde a la cita. Culpa al tráfico por la demora. Afirma que él estuvo listo puntualmente para iniciar sus actividades a las 9 de la mañana. Le creemos. Adolfo Domínguez se asume franco, honesto y directo. Es menudo y pequeño. Va vestido casual. Su ‘look’ no llama la atención por estrafalario, estridente o sumamente ostentoso. Es elegante, pero sumamente sencillo y, a diferencia de muchos de los que comparten su oficio, parece tener los pies muy bien clavados en la tierra ¿Quién diría que su nombre designa a una enorme multinacional con más de 600 tiendas alrededor del mundo? ¿Quién diría que el diseñador español es en realidad un visionario y exitosísimo hombre de negocios?

Conoce aquí un poco más de uno de los diseñadores más influyentes de la Madre Patria. Adolfo Domínguez, el gran nombre que engalana y apertura el Lima Fashion Week 2012, evento en el que presentará su colección Primavera- Verano 2012.


EMPRESARIO ESTRATEGA
En 2010, su empresa reportó millonarias pérdidas debido a la crisis que asolaba España. Pero, “fuera de la muerte, no me vence nada”, es una de sus máximas. Tal vez por eso no sorprende que haya decidido meterle punche al proceso que había iniciado con éxito varios años atrás: internacionalizarse.

“Los españoles nos tenemos que internacionalizar siempre. Nuestro mercado interno está tan destruido que realmente España se salvará en la medida en que los empresarios logremos exportar al menos la mitad (de lo que producen). Mi objetivo evidentemente es lograr más. En tres años llegaré al 50% y en 5 al 70% u 80%. Cuando acabe la crisis nosotros estaremos con una pata afuera, pero tenemos que acabar con las dos patas fuera. No sé si encontraremos el consenso político para que este país vaya de nuevo para adelante“, afirma de frente, como siempre.

LIMA, LA PRÓXIMA MADRID
Tenemos una semana de la moda que aspira a ser grande. ¿Acaso es posible pensar que en unos años llegará al tamaño de la gigantesca Cibeles (hoy rebautizada a Mercedez- Benz Fashion Week Madrid) madrileña? Adolfo Domínguez no nos regala un sueño, nos da en cambio un pronóstico contundente. “Yo digo que si le das (al Perú) 20 años más de estabilidad, Lima será Madrid”, sentencia seguro. Ni clarividente ni brujo consumado. Adolfo Domínguez, a sus más de 5 décadas, no solo es un luchador, es un hombre de negocios que donde pone el ojo, pone la bala.

“Lima ha cambiado de una manera espectacular, pero como cambia cualquier país que viene de tener más de 20 años de estabilidad seguidos. Se van recomponiendo las instituciones, las empresas, se organiza la sociedad. El Estado deja de tener esa presencia aplastante que en momentos de guerra adquiere. Entonces, eso genera una sociedad civil más alegre, más dinámica, más luminosa. La moda es una industria. Aquí se recompuso, pero para bien. Eso permite que haya una semana de la moda”, señala convencido el diseñador, quien desde hace más de una década años trabaja con alpaca arequipeña.

Sin embargo aún tenemos por aprender. Acucioso y franco, el visionario de la aguja y el hilo acepta que ha visto varias de las propuestas de los diseñadores peruanos y nos da su punto de vista sobre su trabajo. Hay cosas que me gustan, otras que me gustan menos, cosas que verdaderamente parecen de adolescente, buscando marcar la diferencia tan en extremo, que eso denota inseguridad. Uno cuando tiene más seguridad se preocupa menos por encontrar una diferencia sistemática, constante. Esto es una industria y lo que importa es que esta exista. Poco a poco algunos van a encontrar un discurso propio, pero no forzosamente el que lo busca”, explica sin dorar la píldora. Nos conoce se nota. Conoce nuestra engreída gastronomía y la alaba, mientras la compara con aquellas cocinas que vienen marcando la pauta alrededor del mundo.

LO SUYO
Le pregunto si su ropa intenta plasmar algún concepto intelectual. Niega tajantemente. Dice que lo suyo es simplemente la belleza. Es conectar con sus consumidoras. Su imperio es una tienda, más de 600 de ellas. Su objetivo, como lo dice sin tapujos, es vender.

Afirma que más difícil aún que “hacer” es “comunicar y vender”. A eso se vuelca, a que su marca hable por él, a que su ropa destile aquellos ingredientes con los que fue hecha: elegancia, lujo, alta costura.

Aunque no intente hablar de un discurso profundo, difuso e intelectual, la moda que crea tiene un enorme concepto detrás: la sostenibilidad. Trabaja con materiales que sean lo menos contaminantes posible, que no dañen aún más a nuestro alicaído planeta. Afirma que esto no es un simple capricho o una opción; es una necesidad.

Por otro lado, Domínguez habla de la colección que verá Lima este lunes. “La silueta (que se trabaja en la colección) sería de los años 50; fluida, pero pegada al cuerpo. Elegí los linos, sedas, flores y colores florales. Mi hija es pintora y son cuadros de ella llevados a esta pasión”, añade.

Hoy el arte sutil, pero contundente de Adolfo Domínguez brilla en Lima. El genio menudo de un imperio del hilo y la aguja, del ingenio y el trabajo duro, parece darle un tácito visto bueno a una naciente pasarela, a una creciente industria, a un futuro que, según ratifica el visionario, sí que promete.
Fuente: El Comercio