La moda del XIX

Hasta finales de agosto podrá verse en Aragonia la muestra Visitando el pasado, un recorrido por la moda de hace cien años.

Cuando falleció su madre, Mercedes Aleixandre, Mario Onieva, apoyado por su hermana, comenzó a desempolvar los viejos baúles familiares sin saber que en su interior iba a encontrarse con un tesoro en forma de vestidos, corpiños, tules, echarpes, sombreros, zapatos, bañadores y ropa interior que permiten seguir la evolución del mundo de la moda durante todo el XIX.

Más de un millar de piezas que Mario recuperó y a las que se fueron añadiendo otras muchas que él ha ido adquiriendo en sus viajes al extranjero. Hasta finales de agosto, una parte significativa de esta indumentaria puede verse en la exposición Vistiendo el pasado, que abre hoy sus puertas en el local 21, del Centro Comercial Aragonia. Una iniciativa que ha sido posible gracias a la Asociación para el Fomento de la Cultura de Aragón (AFCA)-Erato.

La muestra está dividida en dos apartados en los que, por una parte, se muestra la evolución de la vestimenta femenina desde el nacimiento hasta la boda y, por otra, se hace un repaso de los cambios en la moda durante todo el siglo XIX.

Entre las prendas con mayor valor sentimental, Mario destaca el vestido de novia con el que se casó su abuela Ramona Sariñena, una joya de seda con aplicaciones de tul y encaje y una serie de botones colgantes que se movían al ritmo del cuerpo. "A las mujeres les gustaba mucho llevar prendas que sonaran a su paso, era un signo de elegancia, muy propio de las clases acomodadas", recuerda Onieva, comisario de la muestra.

Gran parte de esta vestimenta proviene de los arcones familiares de sus dos abuelas, que eran hermanas, y de sus siete tías abuelas, que procedían de Sástago, pero que se trasladaron a Zaragoza muy jóvenes. "Eran unas incondicionales de la moda, la seguían a rajatabla. Apostaron por los cuellos abiertos, cinturas estrechas y manga corta, a principios de siglo; y cuando acabo el XIX, por cuellos alzados, más cola y una predominancia del negro, color que siempre usó la reina Victoria que se quedó viuda muy joven y puso de moda la ausencia de color", recuerda Onieva.

La prueba de este gusto por la moda es que sus antepasadas adquirieron algunas de sus prendas en talleres de Francia o Gran Bretaña. Otras piezas de su colección son adquisiciones que Mario ha conseguido en sus viajes por el mundo, como una sombrilla de paseo rusa, de origen nobiliario, un traje de terciopelo azul que fue adquirido en el balneario alemán de Baden-Baden, o un vestido de baile procedente de la exposición del castillo inglés de Howard.

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