Eduardo Samán, ministro de Comercio, venezolano, aseguró que con este nuevo modelo de comercio socialista el Estado no tiene la intención de competir con la industria nacional. Sin embargo, los empresarios se consideran afectados por no estar en condiciones de competir con los precios manejados por el Gobierno venezolano en camisas, franelas y pantalones.
La directora ejecutiva de la Cámara Venezolana de la Industria del Vestido (Cavediv), Mariela Osorio, aseguró que se sienten en desventaja porque no les es posible producir un jean de calidad tipo “BsF 50”, debido a los altos costos.
Además, explicó que para mantener sus líneas de producción la industria debió acudir al mercado de permuta para poder importar los insumos y materias primas necesarias, ya que la Comisión de Administración de Divisas (Cadivi) no liquidó las divisas que corresponden al sector.
Además de la competencia externa, Osorio reclamó por la presencia de piratería, contrabando y falsificación de marcas, que ha llevado a un sostenido deterioro de la industria venezolana de la confección.
El Cavediv, que hace diez años tenía entre 300 y 400 empresas afiliadas y hoy sólo cuenta con 50, ha dejado de exportar mercancía porque sus precios han dejado de ser interesantes para el mercado internacional. Osorio afirma que "Lejos de seguir con las importaciones hay que tomar medidas para incentivar la producción local, porque la industria está muy golpeada".
La desaceleración del consumo y todos los conflictos mencionados que enfrentaría la industria textil en Venezuela hace que Cavediv prevea una caída de entre el 20% y 30 en la producción nacional de piezas.
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