El dragón recorre América Latina












Varios países de la región le sacan jugo a la demanda de China. Venezuela es uno de ellos. Las exportaciones de petróleo hacia ese país subieron 44,2% durante 2008

La razón más inmediata para explicar el reciente fortalecimiento de las relaciones entre China y América Latina es el importante incremento en el intercambio comercial. En los últimos años, el comercio entre China y los siete países más grandes de América Latina (que concentran cerca del 90% del intercambio regional con el país asiático), se multiplicó por cinco. Sin embargo, los atentados del 11 de septiembre de 2001 y la reciente crisis financiera le han dado a esta relación una dimensión especial.

La fotografía del presidente mexicano Vicente Fox montando al lado de su homónimo estadounidense George Bush en su rancho de Guanajuato quedó sepultada por las torres gemelas de Nueva York. La voluntad del presidente Bush por hacer de América Latina la región estratégica de su mandato se vio truncada por las guerras de Afganistán e Irak. La oposición de Chile y México a la guerra de Irak en el seno de Naciones Unidas, la suspensión de pagos de Argentina y el creciente sentimiento antiestadounidense en la región, liderada por Venezuela, empeoraron la situación.

En ese lapso, China –uno de los países de mayor crecimiento en el mundo– se convirtió en el segundo socio comercial de América Latina después de Estados Unidos –en algunos países ya es el primero– y comenzó a fortalecer su presencia diplomática en la región. Con la crisis financiera y el papel que adquirió el gigante asiático gracias a sus elevadas tasas de crecimiento, su mercado y sus enormes reservas monetarias –en un entorno de crisis como el actual–, la relación con la región ha vuelto a llamar la atención de los analistas. Poder y Negocios analiza las relaciones económicas de China con los países más grandes de América Latina.

Brasil: Este país sudamericano es quizá el que tiene en la actualidad la relación más estrecha con China (a la par, quizás, con Venezuela). Y es una relación considerada “estratégica”. El pasado 18 de mayo, el presidente brasileño Luiz Ignacio Lula da Silva llegó a China en un viaje que él mismo consideró como uno de los más importantes de su mandato, dado el enfoque en la defensa de un nuevo orden económico y la búsqueda de nuevas políticas para el comercio internacional.

Si bien Estados Unidos sigue siendo el principal socio comercial de Brasil, en los primeros cuatro meses de este año el intercambio comercial con China estaba prácticamente igualado con el de la potencia del Norte. Y muchos analistas consideran que China terminará desplazando a Estados Unidos como el socio principal de Brasil, quizás este mismo año. Brasil exporta a China principalmente soya y mineral de hierro, pero también –aunque en mucha menor medida– tecnología aeroespacial y de biocombustibles.

Entre los objetivos del reciente encuentro bilateral estaba la negociación de una línea de crédito por 800 millones de dólares para el Banco de Desarrollo Brasileño, Bndes, la continuación de las negociaciones con el Banco de Desarrollo Chino acerca de un préstamo de 10.000 millones de dólares para que Brasil explote el yacimiento de petróleo más grande que se haya descubierto en el hemisferio occidental desde 1976, a cambio de hasta 100.000 barriles diarios de crudo y, finalmente, el impulso a la convertibilidad del yuan para evitar el costo de transacción del dólar en el comercio bilateral.

La relación chino-brasileña ha adquirido un gran peso en la escena internacional, con manifestaciones tan claras como el bloqueo de las propuestas estadounidenses y europeas en la ronda de Doha en Cancún en el año 2002. Aunque ambos países saben que no les conviene una confrontación directa con Estados Unidos, su alianza tiene el poder de acotar la esfera de influencia estadounidense en el mundo.

México: México ha tenido una relación errática con el país asiático desde la imposición de tarifas a algunos productos como el calzado durante la presidencia de Carlos Salinas de Gortari. Y con el presidente Vicente Fox los roces se incrementaron. Pero el sol no se puede tapar con un dedo, ni mucho menos la presencia cada vez mayor de China en el escenario internacional y en el propio mercado mexicano. Imposibilitado políticamente para sacar reformas estructurales que le devuelvan competitividad internacional, sobre todo con respecto a China, México ha implementado una serie de iniciativas aisladas para acercarse al país asiático.

En materia comercial, sin embargo, no es mucho lo que se ha podido avanzar. A pesar de hacer parte de la APEC (al igual que Chile y Perú) la importancia de Asia, en general, y de China, en particular, como mercados de exportación, sigue siendo mínima para el país. En cambio, China se ha convertido en el segundo abastecedor de México. En el año 2008, México tuvo un déficit superior a los 32.000 millones de dólares con China. Hoy en día, por cada 100 dólares que los mexicanos gastan en productos chinos se venden menos de seis dólares en bienes mexicanos al gigante asiático.

En materia de inversión, las cifras son todavía muy pequeñas. Según ProMéxico, entre enero de 1999 y diciembre de 2007 las empresas chinas realizaron inversiones por 66.5 millones de dólares en México, cantidad que representó 0.04% de la inversión extranjera directa (IED) registrada en ese lapso en el país (del orden de los 185.000 millones de dólares).

Hasta ahora, el discurso de los actores gubernamentales que han estado en China se ha centrado en promover a México como la puerta ideal de entrada a América Latina y al mercado estadounidense. Sin embargo, los resultados no han sido los mejores por falta de coordinación entre diferentes actores, tanto del sector público como privado, así como por una reticencia de ver a China de una forma más pragmática y como lo que ya es, una potencia en crecimiento.

Argentina: China otorgó a Argentina en el año 2004 el estatus de “socio estratégico” a cambio del estatus de “economía de mercado” que este último otorgó a China. Y la relación comercial entre los dos países ha venido creciendo de manera sostenida. De poco más de 3.000 millones de dólares hace apenas cinco años, el intercambio comercial ha crecido hasta superar los 13.000 millones de dólares, una cifra muy similar a la del comercio con Estados Unidos.

Dada la mala reputación argentina entre la comunidad financiera internacional, China se ha convertido en un jugador importante en la economía de ese país. El año pasado la presidenta Cristina Fernández de Kirchner nacionalizó los fondos de pensiones lo que hizo que los argentinos sacaran del país el equivalente a más 23.000 millones de dólares, muchos de ellos en esta divisa. China ofreció una línea de crédito de 10.000 millones de dólares para asegurar el acceso al yuan chino en la compra de productos manufacturados del país asiático ante una posible escasez de dólares.

Chile: El primer país que firmó un tratado de libre comercio con China fue Chile –el tratado entró en vigencia el 1 de octubre de 2006– y es quizá uno de los logros más destacados, además de que China devora materias primas de este país. A mediados de mayo tuvo lugar en Beijing la tercera reunión de la Comisión de Libre Comercio del TLC entre Chile y China. Y según el director de la Dirección de Relaciones Económicas Internacionales de Chile, Andrés Rebolledo, “en esta Comisión Administradora Chile y China evaluaron muy positivamente los resultados del TLC, en vigencia desde octubre de 2006. En efecto, durante este período las exportaciones chilenas a China se han duplicado, convirtiendo a China en el primer destino de nuestros envíos”.

Según estadísticas de ProChile, aunque Estados Unidos sigue siendo el primer socio comercial del país austral, China es –desde hace ya un par de años– el principal destino de las exportaciones chilenas. En el año 2008 las exportaciones chilenas al país asiático llegaron a 9.851 millones de dólares, mientras las ventas a Estados Unidos no alcanzaron los 8.000 millones de dólares). En lo que va corrido del año 2009 las exportaciones a los dos países muestran un monto similar. Lo más importante para Chile, sin embargo, es que el intercambio arroja un superávit superior a los 3.000 millones de dólares para Chile.

En el primer trimestre del 2009, la balanza comercial entre ambos países ha sido impactada por la actual crisis económica y financiera. Así, durante este lapso, Chile exportó directamente un total de 2.008 millones de dólares a China, 40.83% menos que lo registrado en igual periodo de 2008. China, por su parte, exportó 925,5 millones de dólares, 26.47% menos que en igual periodo del 2008, cuando las exportaciones directas a Chile sumaron 1.258 millones de dólares.

Perú: Una de las primeras inversiones que China llevó a cabo en América Latina fue la compra de Hierro Perú Mining Ltd. por 120 millones de dólares en 1992. Desde esa fecha, China ha aumentado sus inversiones hasta tener hoy una fuerte presencia, y cada vez mayor, en el sector minero del país. El pasado 11 de mayo el vicepresidente peruano Luis Giampietri informó en Lima sobre los planes de los gigantes mineros chinos Minmetals, Chinalco, Shougang y Zijin de invertir 7.400 millones de dólares en los próximos cinco años. Las inversiones se centran en la extracción de hierro, cobre y oro. Esta noticia tuvo lugar semanas después de la firma del acuerdo de libre comercio entre ambos países, realizada el 28 de abril luego de dos años y medio de negociaciones.

Según el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo de Perú (Mincetur), el TLC con China ayudará a que 83.5% de los productos peruanos exportados a dicho país ingresen sin aranceles. Uno de los sectores que se espera sea el más beneficiado es el agropecuario, que se beneficiará con 300 partidas con cero arancel. Otro de los sectores beneficiados es el minero, debido a la necesidad del país asiático de obtener materias primas. Según el Mincetur, sólo 10% de las exportaciones peruanas se verán afectadas, entre ellas las confecciones y el calzado. Asimismo, pese a que los hilados y textiles chinos continuarán pagando un arancel de 17%, uno de los principales temores que despierta el acuerdo es que los productos baratos chinos, en especial los textiles, invadan el mercado peruano y perjudiquen a los comerciantes locales.

Con el acuerdo, el gobierno estima que las inversiones chinas en Perú podrían llegar a 15.000 millones de dólares para 2015. Entre los planes de China se encontrarían la instalación en Perú de plantas de ensamblaje de aparatos eléctricos y automóviles, entre otros. Según estadísticas del Ministerio de Comercio Exterior y Turismo, el año pasado la balanza comercial entre ambos países estuvo prácticamente equilibrada.

Colombia: Este país ha mantenido una relación cordial con el país asiático y los proyectos de inversión se han enfocado en los sectores petrolero y textil. En agosto del 2006 la empresa petrolera china Sinopec Group y la india ONGC Videsh Ltd. anunciaron una inversión de 850 millones de dólares para la compra, en partes iguales, de la empresa extractora y productora de petróleo Omimex de Colombia.

Por otro lado, el gobierno colombiano ha estado allanando el camino a las inversiones chinas en la industria textil para el momento en que se apruebe el tratado de libre comercio con Estados Unidos y las exportaciones textiles de Colombia gocen de un estatus prioritario en la relación comercial bilateral.

Colombia, sin embargo, se ha rezagado mucho en la relación comercial con el gigante asiático. Por tener casi como única referencia a Estados Unidos, no se prestó la suficiente atención al despertar del dragón. De los siete grandes países de la región considerados en este informe, Colombia es el que tiene menor intercambio comercial con China (un poco más de 5.000 millones de dólares en total). Y en inversión extranjera el panorama es igualmente desalentador. Datos de Proexport –entidad oficial encargada de promover las exportaciones y la inversión extranjera en el país– señalan que Colombia participa del 1% de la inversión de la nación asiática en América Latina, que en 12 años ascendió apenas 15 millones de dólares.

Venezuela: En febrero de este año, en su visita a Caracas, el vicepresidente chino Xi Jinping anunció que el fondo de desarrollo chino aumentaría su crédito a Venezuela de 6.000 a 12.000 millones de dólares. A cambio, China solicitó el aumento de los embarques de crudo de 380.000 barriles diarios a un millón, casi un tercio de la producción venezolana según estimaciones oficiales. En 2008 esa meta no se cumplió. Hubo, sí, un incremento de 44,2 % en el número de barriles exportados al gigante asiático, de 95.000 a 137.000, según las cifras contenidas en el Informe de Gestión Anual de Pdvsa. Hoy en día, el petróleo representa más del 99% de las ventas venezolanas al país asiático. Economistas venezolanos han comentado que el precio de venta del petróleo compromete a mediano plazo los ingresos del país. Sin embargo, el préstamo, a diferencia de los otorgados por otras instituciones internacionales, no está condicionado a la injerencia en las políticas financieras del país.

El presidente Hugo Chávez ha intentado salir en todas las fotos posibles con funcionarios chinos de alto nivel y ha hecho paralelismos entre los dos regímenes. En su tercera visita a China en el año 2004, en uno de sus discursos dijo que su programa gubernamental, la “Revolución Bolivariana”, estaba basado en la ideología de Mao Zedong. Aunque China ve a Chávez con ojos de amistad su pragmatismo económico acota de forma importante esta relación.
Fondos soberanos
Hace más de 50 años nació la figura de los llamados fondos soberanos de inversión. Estos fondos fueron creados principalmente por países emergentes, productores de petróleo y de materias primas, con el objetivo de invertir los ahorros nacionales en instrumentos de largo plazo con altos rendimientos o de bajo riesgo. Los fondos soberanos saltaron a las primeras planas de los periódicos financieros cuando en el año 2007 invirtieron más de 90.000 millones de dólares en instituciones financieras como Merrill Lynch, Citigroup y Morgan Stanley. Algunos países, como Alemania, impusieron regulaciones a las inversiones de estas entidades.

China cuenta con cinco fondos soberanos con un valor de más de 800.000 millones de dólares. China Investment Corporation (CIC), uno de los fondos soberanos chinos más importantes del país, recibió fuertes críticas de la propia China al sufrir un descalabro en septiembre y octubre pasados por sus posiciones en corporaciones financieras estadounidenses. Esto llevo al CIC a reenfocar su portafolio principalmente hacia bancos nacionales en los que algunas instituciones extranjeras en problemas desinvirtieron. Sin embargo, según declaraciones de su presidente Luo Jiwei, el CIC está listo una vez más para la búsqueda de oportunidades de inversión en el extranjero.

El 28 de marzo, durante la reunión anual del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el gobernador del banco central Chino, Xiaochuan Zhou, declaró el creciente interés de China en invertir en América Latina. Y agregó que uno de los canales de inversión sería el mismo CIC, con una capacidad de inversión de más de 200,000 millones de dólares. En enero de este año China se convirtió en miembro del BID como un paso más para afianzarse en la región.

Además de los fondos soberanos las empresas estatales también han incursionado en la región, sobre todo para asegurar el suministro de materias primas estratégicas para el desarrollo del país. Aunque el monto de las inversiones extranjeras chinas sea aún marginal en comparación con el total mundial (menos de 1%) lo que ha llamado la atención es que de acuerdo con algunos funcionarios chinos el 25% de estas inversiones se concentre en América Latina. Sin embargo, no hay que perder de vista que quizá más del 60% de esas inversiones se llevan a cabo en paraísos fiscales de la región y muchas veces regresan como inversión a la misma China. Lo que es cierto es que las inversiones reales que se han mencionado anteriormente son un buen pretexto para aceitar las relaciones y apuntalar a la región en la cada día más sofisticada presencia de China en el mundo.

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